‘El colapso’, la serie sobre el fin de la humanidad que será la gran sorpresa de este año
La serie francesa, que se puede ver en Filmin, es una de las sorpresas de la temporada
“Si seguimos con este crecimiento, colapsamos. Y si prestamos este crecimiento, colapsamos. Viviremos el colapso de nuestra civilización , proclama uno de los personajes de la serie francesa El colapso. Es un científico militante de la corriente de pensamiento que avisa de una apocalipsis inmediata porque, diciéndolo de forma sencilla, todo está a punto de reventar. La filosofía que alerta de fallo inminente y definitiva del sistema por razones múltiples, de las medioambientales a las políticas, está suficientemente arraigada en Francia, y de este debate sobre cómo nuestra civilización será testigo de su propio hundimiento surge esta producción de Canal + que acaba de estrenar Filmin. Con una promoción ejemplar, El colapso ha terminado en boca de todos, sobre todo por la temática de apocalipsis próxima y cotidiana que resuena de manera muy realista en el escenario epidémico actual y por el recurso de rodar en planos secuencia los ochos episodios, que transcurren así en tiempo real.
El colapso se distancia de otras series de ficción anticipatoria como Black mirror en un aspecto clave. Aquí no nos movemos en los códigos de la ciencia ficción porque la tecnología no juega un papel definitorio del contexto. La serie desgrana en ocho tiempos de progresión exponencial este proceso de hundimiento del mundo tal como lo conocíamos, desde la falta de productos básicos en los supermercados hasta la organización de comunes autosuficientes o islotes para élites, pasando por las posturas de un radical -¿y estéril? – altruismo. Cada episodio se centra en unos personajes y conflictos diferentes, aunque, como suele ocurrir cada vez más con las series antológicas, algunos protagonistas reaparecen en episodios posteriores para otorgar un toque más orgánico a la estructura.
La serie incide en los conflictos éticos y las decisiones extremas que conlleva un paradigma social en el que prima la supervivencia. Los creadores intentan evitar las lecciones moralistas y las generalizaciones sobre la naturaleza del ser humano en estas circunstancias. A la vez que tejen un relato con clara vocación política: muestran hasta qué punto los privilegiados tienen más recursos (y menos escrúpulos) a la hora de salir y denuncian unos medios de comunicación entregados a un infotainment que imposibilita cualquier discusión con cara y ojos sobre este u otros temas. El último episodio sí lo remacha todo ello con una clara vocación concienciadora.
Como ya se demostró con la oscarizada 1917, el uso del plano secuencia único aún funciona como reclamo respecto a la presunta puesta en escena al mismo tiempo espectacular y virtuosa de una película o una serie. A El colapso , el plano secuencia único ni se mantiene en todos los episodios ni se soluciona de forma especialmente exhibicionista. Funciona sobre todo como la manera de concentrar la tensión en torno a los diferentes protagonistas mientras intentan solucionar a contrarreloj alguna situación. Juega muy a favor de este planteamiento la corta duración de cada episodio, que se mueve entre los 20 y los 30 minutos, y de la serie en su totalidad.
En este sentido, los jóvenes creadores de El colapso, Guillaume Desjardins, Jérémy Bernard y Bastien Ughetto, del colectivo audiovisual Las Parasites, hacen valer su experiencia en el mundo del cortometraje y en YouTube. Una buena manera de renovar la ficción televisiva desde campos tradicionalmente despreciados y perspectivas propias de las nuevas generaciones.