¿Serán las criptomonedas la moneda de curso legal del futuro? Estas son las candidatas más fuertes para desplazar a los billetes de tu cartera
No podemos saber qué sintieron los habitantes de Anatolia cuando hace casi tres mil años las ciudades griegas introdujeron las monedas como medio de agilizar el comercio, o qué pensaron los flamencos de la edad moderna cuando se cambió el buen y fiable metal de toda la vida por papel timbrado, ¿verían estas mutaciones que experimentaba el dinero con desconfianza o abrazaron estos adelantos con entusiasmo? ¿Podemos tomar esas antiguas experiencias para prever el futuro de las criptomonedas en su faceta de dinero de curso legal? Siendo imposible atisbar el futuro ni siquiera en el corto plazo, pero como ya se está experimentando tímidamente con las criptomonedas en algunos lugares del mundo, vamos a hacer un ejercicio para ver qué criptomonedas son las candidatas a convertirse en lo que entendemos como dinero.
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Bitcoin, reserva de valor
Aunque todos los tipos de criptomonedas son aptos para negociar, ya sea mediante compraventa o trading de CFDs, -métodos ambos muy diferentes, donde es imprescindible recalcar que la mayoría de traders de CFDs acaban perdiendo su dinero debido a los altos riesgos del apalancamiento consustancial al trading de CFDs; las pérdidas no se pueden evitar pero sí las deudas si elegimos un bróker que en su plataforma ofrezca la herramienta del negative balance protection – bitcoin sigue copando prácticamente la mitad del mercado de las criptos. Podríamos hacer una analogía con el papel hegemónico del dólar en la economía mundial después de Bretton Woods- y no solo por ser la primera, sino por tener una arquitectura excelente.
Un bitcoin individual tiene un precio de varios miles de dólares, por lo que no podría ser la unidad básica -para compras equivalentes a un dólar o unos pocos centavos sería inmanejable- pero se puede subdividir en milibitcoins -la milésima parte de un bitcoin-, microbitcoins -la millonésima parte de un bitcoin- y en satoshis, cada uno de los cuáles sería equivalente a la mil millonésima parte un bitcoin, por lo tanto combinando todas las posibilidades podríamos hacer cualquier compra, desde una casa hasta una bolsa de pipas.
Ethereum
La segunda criptomoneda más capitalizada del mercado y una de las más valiosas que podemos comprar a día de hoy, a comienzos de junio de 2020 ronda los 245 dólares, ethereum suele ser la compañera de bitcoin en muchas billeteras electrónicas, y no es para menos, ya que en sus mejores momentos llegó a valer más de 1.300 dólares, y no son pocos los analistas que opinan que podría dispararse en un futuro previsible.
XRP ¿la criptomoneda de la banca?
Y mucho más que eso. Importantes empresas del sector de las remesas han firmado acuerdos con Ripple para utilizar su blockchain y su criptomoneda como solución a los pagos transnacionales -hasta hace poco enviar dinero a un país con una divisa distinta a la del país de origen debía pasar irremediablemente por una casa de cambio de divisa, y pagar onerosas tasas de cambio, ya que son pocas las entidades financieras que pueden permitirse mantener inmovilizadas grandes reservas de moneda fíat-. XRP es la más barata de las grandes criptomonedas, tiene una utilidad más que demostrada, y durante la “fiesta” de finales de 2017 llegó a valer 10 veces lo que vale ahora mismo.
Litecoin, la cuarta en discordia
Litecoin es una criptomoneda “publicada” bajo licencia del prestigioso MIT. Tiene alguna característica propia de bitcoin -es un activo finito, no como ethereum, que puede minarse de forma indefinida, aunque cada vez a un ritmo menor- y podemos encontrar previsiones sobre su proyección futura muy positivas -aunque si revisamos lo que pensaban los analistas sobre las criptomonedas hace tan solo cinco años y lo comparamos con la realidad… pues eso- en cualquier caso, seguramente es habitual verla acompañando a sus hermanas mayores en muchas carteras de criptoactivos.
Pero ¿pueden las criptomonedas actuar como dinero?
Lo que más miedo da a la hora de adoptar las criptomonedas como dinero de uso común, con todo lo que ello implicaría, es su alta volatilidad, ya que en espacio de un mes el salario que nos pagaron a principios de mes puede valer el triple o una fracción mínima de su valor inicial.
Quizás eso podría atenuarse manteniendo nuestros ahorros en forma de cóctel de criptomonedas, en las cuales una parte tomase forma de stablecoins -para pagar hipotecas, facturas, consumibles…- y otra en forma de litecoins, XRP… que serían la parte más especulativa. Sea como sea, parece que las criptomonedas avanzan cada vez con paso más firme hacia un uso generalizado.