La ‘Mostra’ abre sus puertas en Venecia como respaldo a la industria cinematográfica

La 77ª Mostra de Venecia, el primer gran festival de cine que se celebra desde el estallido de la pandemia del coronavirus, ha vivido este jueves uno de sus puntos álgidos gracias a la visita del cineasta español Pedro Almodóvar y de la actriz británica Tilda Swinton, que presentaron el estreno mundial del cortometraje The human voice . Hay que decir que, en una Muestra con una programación poco sobrada de cineastas de renombre -muchos han preferido retrasar el estreno de sus filmes ante la incertidumbre provocada por el covid-, la presencia del director de Hable con ella hizo soñar a los asistentes al festival, todos debidamente equipados con la mascarilla de rigor, con la posibilidad de una nueva normalidad marcada por el gran cine. Y con razón, dado queThe human voice , pese duró sólo 30 minutos, merece ocupar un lugar destacado en el panteón del universo almodovariano.

Una de las singularidades de The human voice es que supone la primera incursión de Almodóvar en el cine hablado en inglés. Sin embargo, atendiendo a la naturalidad con que Swinton navega por las imágenes y los diálogos del film, inspirados en el monólogo La voz humana , de Jean Cocteau, no resulta descabellado imaginar que el director de Dolor y gloria siempre concibió su cine recitado en la lengua de Shakespeare … y de Tennessee Williams, Scott Fitzgerald, John Cassavetes y Alice Munro. De hecho, el éxito de este tráfico idiomático invita a pensar tanto en la filiación de Almodóvar con el mundo anglosajón como, sobre todo, en la calidad universal de la personal aproximación del cineasta al lenguaje del cine y de las emociones humanas. En la rueda de prensa deThe human voice en Venecia, Swinton rememoró la ocasión en que “un buen amigo” suyo, “un monje benedictino del norte de Escocia”, le dijo que “oraba para que algún día” ella “pudiera trabajar con Pedro Almodóvar” . “Pensé que era imposible, porque no hablo nada de castellano, pero con el tiempo, y después de encontrarme con el Pedro varias veces, descubrí que compartíamos una complicidad basada en nuestra visión del lenguaje del cine”, añadido la actriz.

Un ejercicio de arte impuro

Sobre la adaptación de La voz humana , de Cocteau, una obra que ya tenía una presencia destacada en La ley del deseo y que inspiró la trama de Mujeres al borde de un ataque de nervios , Almodóvar explicó: “Para rodar The human voice , me he tenido que apropiarse por completo de la pieza original. Conocía el trabajo que hizo Roberto Rossellini con Anna Magniani (a L’amore) Y la adaptación con Ingrid Bergman que filmó Ted Kotcheff, pero yo quería hacer algo totalmente opuesto y dar a la protagonista del monólogo de un aura contemporánea “. Una dimensión actual que Almodóvar conquista empoderando su heroína, que expresa con amargura el dolor por una ruptura sentimental, pero que nunca pierde la dignidad y la entereza, una fortaleza interior que conocerán bien los espectadores familiarizados con la personalidad actoral de Swinton.

“Hacer este corto en inglés ha sido una experiencia liberadora”, asegura Almodóvar, que también destaca la ambición de su propuesta conceptual: “Quería hacer una película que fuera esencialmente teatral, pero a la vez estrictamente cinematográfica”. Para conseguir este ejercicio de arte impuro, Almodóvar convierte la protagonista del relato en una actriz en horas bajas, mientras que la acción transcurre en un apartamento construido (sólo a medias: falta el techo) en el interior de una gran nave. El cineasta sitúa al espectador en un escenario dentro de un escenario -un espacio entre diáfano y recargado que seguramente habría fascinado Bertolt Brecht y le invita a reflexionar, en la era postcovid, sobre el valor de la ficción, sobre la soledad del intérprete que se enfrenta a la cámara a pecho descubierto y sobre las implicaciones emocionales del confinamiento humano.